lunes, 5 de abril de 2010

Pulgoso





a Bonar mi perruno amigo

Hasta ahora has arrastrado tu sombra
siguiendo las huellas de lo que creíste era tu destino,
Te abriste paso por aquella esquina
te refugiaste en ese callejo,
en busca de un lugar donde esconder tu carita.
Fríos piso te acariciaban la piel, sintiendo placer
de tu miseria.
Odiaste los dedos congelados,
pero amaste a Pulgoso
cuando se sentaba sobre tus pies.
Debió ser la única mirada tierna que fue para ti.
meneaba la cola, se rascaba una oreja
y tu festejabas con el estomago vació,
mientras Pulgoso se resbalaba en la acera mojada.

Y en silencio de las noche húmeda,
entre cartones mojados,
tosías despacio
tratando de no despertar a Pulgoso.

Pero él ya sabía que pronto partirías,
y a ti te dolía saber que dejarías a tu querido Pulgoso.
Te dolía, te dolía con todas sus letras,
como si una espada filuda costara tu pecho, te dolía.

Pobre huérfano Pulgoso, pobre.

Cuando todos ya dormían tu decidiste
descansar para siempre.
Te acostaste en medio de la pista,
en la carretera oscura,
abrazada a Pulgoso.
y su sueño fue eterno juntos.